Hoy venia andando en bici por la calle. Al llegar a la
intersección con Pueyrredon. Escucho los gritos de Silvia.
- No me roben por
favor!!!!!! No me roben!!!!
Automáticamente
frene. Era un hormiguero de gente, el once estaba intoxicado.
-Ella me robo!!! Ella me robo!!!
Todos pasaban al lado y se
escapaban de la situación. Frené. Ella seguía gritando:
- Ella me robo!! ella me
robo!!!
Su rostro estaba todo comprimido y el llanto y la desolación le
cortaban la respiración.
-Por favor no dejemos que esto pasé!!!
Miré a la
supuesta ladrona. Peruana, ojerosa, pelo castaño.
- Vos que te metes!!!, me decía y
me miró. Juro que no nos dijimos nada pero con los ojos ninguno pudo escapar de
la realidad. Esa mirada que detiene el tiempo, que penetra el alma. Entendí
todo.
- No la sueltes. Le dije a Silvia y me fui. En la esquina encontré un policía
y ahí nomás le chifle!
- Te necesitan a media cuadra, métele!.
Ya todo
era un quilombo, mucha gente, mucho ruido. Un peruano paso y me dijo ella roba
siempre, hacen lo mismo le caen con 5 chicas más y la empujan a la persona y no puede defenderse y ahí le roban todo. Ella nos hace quedar mal a nosotros los
peruanos. Le frene el discurso y le dije que las etnias no tienen que ver con
el hecho delictivo.
Ya era
mucha gente. Todos habían visto todo. Pero a la hora del testigo empezaron a
irse como en un acto callejero cuando se pide colaboración con el artista.
Me
acerque le di un papel con mi nombre, mi dni y mi celular. Le dije me voy si me
necesitan avísame y voy a declarar. Otra mujer hizo lo mismo.
Me fui.
A las 2 horas me llega un mensaje: Gracias por tu ayuda! Soy Silvia! Ya
recupere el tel por no callarme. La
señora está detenida. Gracias!
Suspire
y pensé. Menos mal que no me fui, creer en lo que creo, hizo que una injusticia
se resuelva. O no, quizás se iba a
resolver de todos modos sin mi participación y otro hubiera ocupado mi lugar.
Pero no hay que esperar, hay que accionar. Si queremos una sociedad más justa
debemos ponerle el pecho a las injusticias, mejorarnos entre todos. 15 veces mientras todo esto pasaba muy rápido,
pensé ¿me quedo o me voy? Ayudo o entorpezco. Quizás es como dice Castaneda,
solo seguir los caminos que tengan corazón.
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